sábado, 13 de mayo de 2017

El Pinzón Vulgar ( Fringilla coelebs )

                  Ave del tamaño de un gorrión, omnívora, gregaria y bastante acomodaticia, el pinzón vulgar resulta una de las especies más abundantes y mejor distribuidas de nuestro territorio, donde ocupa todo tipo de paisajes más o menos arbolados, desde bosques maduros a parques y jardines. Durante el invierno, la Península recibe abundantes contingentes de pinzones procedentes de otras regiones de Europa. En las Canarias se reconocen tres subespecies, de las que dos son endémicas y están severamente amenazadas.


Pinzón hembra
Pinzón macho

             El macho demarca su territorio de cría y atrae a las hembras con su potente canto. La pareja suele tener una puesta anual de cuatro o cinco huevos (de dos a cuatro en las subespecies canarias) entre los meses de marzo y junio. En algunas zonas se detectan dos puestas o se registran hasta ocho huevos. Estos son blancos o azulados y pueden mostrar pintas rojizas. La hembra los incuba durante 13-14 días en un nido en forma de taza, que ella misma construye en la horquilla de la rama de un árbol o en las ramitas de densos arbustos altos. Para ello emplea musgo entremezclado con raíces finas y hierbas; tapiza el interior con plumas, y cubre el exterior con líquenes. Los pollos abandonan el nido a las dos semanas de nacer. A lo largo del verano se agrupan con otros jóvenes y adultos y conforman nutridos bandos que se mantienen hasta el principio de la primavera siguiente.

                      
hembra



macho











                 Se encuentra en toda Europa y se extiende por Asia hasta Siberia y el oeste de Mongolia. Además, también aparece en los archipiélagos de Canarias, Madeira y Azores, así como en el norte de África.

                Es frecuente por todo el territorio, aunque en la época reproductora se enrarece en zonas muy desarboladas: valles del Ebro y del Guadalquivir, La Mancha, La Serena y el sureste semiárido. En el territorio español se han descrito varias subespecies. Actualmente se aceptan: coelebs en la Península y Baleares —la misma que en el resto de Europa—; africana en Ceuta y Melilla; canariensis en Tenerife, Gran Canaria y La Gomera; ombriosa en El Hierro; y palmae en La Palma. Las tres últimas son endémicas.

                Es un ave muy abundante. En Europa podría haber 83-240 millones de parejas (datos del año 2000). Para nuestro país se calcula un máximo de 6,4 millones de parejas, según el Atlas de las aves reproductoras de España (2003). Los resultados aportados por el programa SACRE en 2005 apuntan a que la tendencia poblacional parece ser positiva. Las mayores densidades y abundancias se registran en bosques de frondosas (robledales y hayedos), en bosques de pino silvestre y pino salgareño, y en dehesas de encina y alcornoque. Las subespecies endémicas de Canarias son escasas. Se estiman unos centenares de parejas, pero aún se requieren más estudios.


Pareja de pinzones en pleno vuelo







La especie suele habitar y criar tanto en bosques cerrados como en masas arbóreas abiertas. De forma secundaria también ocupa parques, jardines, huertos, matorrales altos o terrenos cultivados si hay arbolado. Las subespecies canarias prefieren los pinares de pino canario.

Pinzón macho




Habitad

lunes, 1 de mayo de 2017

Alondra común (Alauda arvensis)

           

                    Las alondras pertenecen a las aves cantoras del gran orden de Passeriformes. Las alondras son aves de campiña de color pardusco claro, considerablemente más grandes que los gorriones, salpicadas de manchas más oscuras. Se parecen mucho a los bisbitas, pero son más robustas y más grandes, y tienen picos más gruesos. Las alondras comunes tienen cola más larga con bordes blancos más claros que la alondra pequeña similar. Sus alas son bastante amplias y tienen bordes posteriores blancos visibles durante el vuelo. Tienen crestas, aunque solamente se notan cuando las aves las alzan. (La rara cogujada común posee una cresta mucho más larga y más permanentemente prominente. Las alondras comunes tienen patas marrones, iris marrón y pico marrón oscuro (más claro por debajo).


Alondra Común

               Común y bien distribuido por las latitudes templadas de Europa y Asia. En España ocupa de forma continua la mitad norte peninsular, donde resulta común en zonas desarboladas, como páramos, pastizales, cultivos de cereal, saladares y formaciones de matorral bajo (tomillares, cantuesales, brezales…), tanto en cotas bajas como en áreas de montaña.

              De tonos pardos y estriado oscuro, con pico fuerte, cuerpo alargado y robusto, patas, alas y cola alargadas, y hábitos terrestres. Esta especie combina la presencia de una pequeña cresta, una máscara facial pálida, pecho estriado, borde blanco terminal en las alas — como en la calandria— y rectrices externas de la cola blancas. Su vuelo es rápido, con intenso batido de alas. Tiene una gran capacidad de maniobra en el aire, con posibilidades de cernidos prolongados y ascensiones y descensos vertiginosos

Alondra Común
Alondra Común



Omnívora, su dieta incluye tanto materia animal como vegetal: en verano son especialmente importantes los insectos; en otoño dominan las semillas de cereal y las malas hierbas; en invierno consume hojas y semillas de malas hierbas; en primavera cobran importancia los granos de cereal.



Se halla distribuida de forma continua por la mitad norte peninsular, rarificándose en las zonas más térmicas. Por ello resulta más escasa en la mitad sur, el litoral mediterráneo y la depresión del Ebro. Está ausente de Baleares y Canarias. 

Alondra Común
Alondra Común
                La alondra abunda en medios desarbolados y abiertos, donde selecciona áreas cultivadas, pastizales y matorrales ralos (tomillares, brezales,...). Las máximas densidades se han detectado en parameras del interior peninsular. Su presencia se rarifica a medida que aumenta la sequía estival. Ocupa un amplio rango altitudinal, encontrándose presente desde el nivel del mar hasta los 3.000 metros de altitud (Sierra Nevada).

               Su población parece haber disminuido en las últimas décadas, pese a lo cual sigue siendo una especie común en los medios abiertos ibéricos. La intensificación agrícola, la reforestación de terrenos marginales, la roturación de eriales o pastizales y la transformación en regadíos parecen estar afectándola negativamente.


Alondra Común



miércoles, 22 de marzo de 2017

Mirlo común (Turdus merula)

           Pájaro relativamente grande y de cola larga, muy extendido y habitual, y, por ello, una de las aves más populares y conocidas. Posee tonos uniformes oscuros, negros en los machos y pardos en las hembras. Resulta común en toda la Península Ibérica, Baleares y Canarias, donde ocupa todo tipo de zonas cubiertas por árboles y arbustos, incluyendo también parques y jardines del interior de ciudades y pueblos.




Hembra marrón, negro macho





             Túrdido de mediano tamaño y con aspecto muy característico. De tonos uniformes y oscuros, el macho luce color negro, con el pico y el anillo ocular anaranjados, mientras que la hembra es marrón oscura, con el pico amarillento o parduzco . Exhibe un vuelo ágil y directo, frecuentemente a baja altura, entre matorrales y zonas de vegetación enmarañada. Posado en el suelo, anda a saltos, y cuando se para muestra una pose muy erguida.
             Ocupa un amplio abanico de ambientes, incluyendo zonas forestales, mosaicos agrícolas, formaciones de matorral, algunos humedales, y parques y áreas ajardinadas en el interior de núcleos urbanos. Gusta de zonas cubiertas por árboles y matorrales, y escasea en los sectores más secos, donde se acantona en sotos y huertas. Está presente desde el nivel del mar hasta los 2.200 metros de altitud que alcanza en el Sistema Central. Las mayores densidades se registran en alcornocales, dehesas y cultivos de frutales de la región mediterránea.


Mirlo común macho




Presenta una distribución amplia y continua por todo el Paleártico, la India y Asia oriental. En Australia y Nueva Zelanda se trata de una especie introducida y asilvestrada. De las siete subespecies registradas en el Paleártico occidental, dos se encuentran en España.

Es un pájaro ampliamente distribuido y común en toda la Península Ibérica, Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. Únicamente falta en las islas Canarias orientales y en algunos puntos de la Península. En Iberia y Baleares se encuentra la subespecie merula; y en Canarias, la subespecie cabrerae.



Mirlo común hembra

         El periodo de reproducción se prolonga de marzo a julio, con posibilidad de realizar dos o tres puestas anuales (ocasionalmente hasta cinco). El nido, construido por la hembra con la ayuda del macho, consiste en una taza de hierbas y hojitas, tapizada de musgos y barro. Los enclaves de nidificación habituales incluyen las ramas de pequeños árboles y arbustos, y, más raramente, otro tipo de sustratos (muros, agujeros de cortados, suelo…). La puesta consta de dos a seis huevos, de color azulado y más o menos moteados de pardo-rojizo, que incuba la hembra durante 13 días. Los pollos son cuidados por ambos progenitores hasta las tres semanas de edad, aunque pueden volar a los 13 días.









        Se trata de un ave abundante y ampliamente distribuida en España, con tendencias positivas, por lo que no se considera amenazada. No padece factores de amenaza evidentes, aunque en determinadas zonas puede hallarse sometida a la presión de la caza, ya que en algunas comunidades está considerada una especie cinegética.


macho



                 Ocasionalmente se ven en los mirlos comunes anomalías en el plumaje. Aunque estos fenómenos son poco frecuentes en términos absolutos, parecen menos excepcionales que en otras especies de aves. Según las observaciones llevadas a cabo en Gran Bretaña, sobre el número total de las aves con decoloración censadas de todas las especies, el 29% pertenecen al género Turdus y son principalmente mirlos comunes, en este caso mirlo blanco.



Esto es mas raro que ver un mirlo blanco......


viernes, 20 de enero de 2017

Abubilla (Upupa epops)

         Es de las aves más populares de la España mediterránea, muy abundante en las dehesas de la mitad meridional. Su característico reclamo, su llamativo penacho de plumas y su vuelo errático y ondulante la hacen fácilmente reconocible. Pese a ser una especie migratoria , parte de la población reside todo el año en las regiones peninsulares más cálidas, así como en Baleares y Canarias, territorios que también acogen individuos europeos invernales.
         Su principal amenaza estriba en la reducción de huecos naturales para anidar, en gran parte debido a una mala gestión agraria y forestal. La intensificación de los métodos de cultivo supone la pérdida de arbolado disperso y, por tanto, de posibles lugares para nidificar. Asimismo, la utilización de insecticidas disminuye su alimento. Se encuentra incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.







Ave de aspecto inconfundible, con tonos ocres en la mitad anterior del cuerpo, y listas negras y blancas en la mitad posterior del dorso. Pese a que ambos sexos resultan muy similares, el macho posee el color anaranjado del pecho de un tono más intenso.
La abubilla luce en su cabeza una llamativa cresta, de color ocre y con las puntas negras, que suele desplegar al posarse, cuando está inquieta o durante el cortejo . Tiene el pico largo y ligeramente curvado, y una cola amplia y negra, atravesada por una banda blanca. En vuelo presenta alas blanquinegras, muy anchas y redondeadas.Los aleteos son irregulares y describe ligeras ondulaciones en su trayectoria.

Su canto es un característico up-pu-pu-pu, grave y de largo alcance, que ha dado lugar a su nombre latín (Upupa). En momentos de excitación emite también un grito áspero y ruidoso.

De las varias sub especies reconocidas, epops es la que ocupa gran parte del Paleártico, desde las islas Canarias, en el oeste, hasta la costa pacífica de China, en el este; por el sur alcanza el norte de África, Turquía y la India, y evita las latitudes norteñas. En Europa se estiman entre 700.000 y 1.600.000 parejas reproductoras






     La población española, con 500.000-700.000 parejas, según el Atlas de las aves reproductoras de España (2003), es la más importante de Europa, ya que supone seguramente más de la mitad de sus efectivos, cifrados en 700.000-1.600.000 parejas.
     La tendencia general muestra un ligero declive, tal y como se deduce de los resultados obtenidos por el programa SACRE para el periodo 1998-2013. Sin embargo en la región eurosiberiana presenta un incremento moderado de las poblaciones.










     Se alimenta sobre todo de las larvas y pupas de insectos que se encuentran enterrados o entre la hojarasca. Busca el alimento sondeando con el pico en el suelo, como haría un ave limícola.




             La estación reproductora comienza a mediados de mayo con la búsqueda de un lugar para anidar. Una vez que encuentra el hueco adecuado en un árbol, en un muro o en una edificación abandonada, macho y hembra comienzan a limpiar el interior del nido, para después construir un somero lecho de hojas y hierbas. La puesta consta de 7-10 huevos, incubados sólo por la hembra, durante 17-20 días. Por lo general realiza una puesta, aunque ocasionalmente puede efectuar dos. La hembra se encarga de cebar a los pollos con la comida que le trae el macho. Pasados 26-29 días, la prole abandona el nido, lo que suele ocurrir hacia finales de julio o principios de agosto.